jueves, 23 de febrero de 2012

Cuando muere un ser amado



No en vano dicen que en esta vida todo tiene solución menos la muerte.La muerte en si no es lo que realmente nos asusta, lo que nos asusta el interminable dolor que conlleva ese proceso, ese saber que por más que le llores y le busques ya no está. Cuando muere un ser que amamos profundamente sentimos un dolor que nos traspasa el alma y nuestro corazón se rompe en incontables pedacitos de frustración al perder para siempre a aquella persona tan especial que acariciaba nuestro ser con cada mirada.¿Cómo se supera tan grande vacío?...¿Cómo escribir una historia cuando aún no ha terminado?

¿Qué puede doler más?... ¿Saber que jamás podremos volver a verle?... ¿Ese montón de palabras que siempre quisimos decir y no pudimos?... ¿El hecho de que nosotras estemos aquí y ellos no?... ¿Cómo pedirle al alma que no llore por tantas ausencias?

Quisiéramos estar en paz pero estamos aquí sufriendo, pensando en el dolor que sentimos y derramando las lágrimas más amargas que nunca pensamos derramar.Eso es lo que más asusta de la muerte, el largo sendero de dolor que hay que recorrer para tocar fondo.
-Y salir de ese laberinto de dolor-
¡Cómo  nos gustaría devolver el tiempo y hacer tantas cosas que podrían amilanar la tristeza y pesadez que hay en nuestro corazón!

Sabemos que algún día la muerte llegará,  sea por el inefable paso de los años ...o por los desventurados accidentes y enfermedades que acontecen. Pero nunca estamos preparadas para vivir sin aquella persona dueña de nuestra alma, ello es como si te pidieran que empezaras a morir en vida, que visualizaras lo que desearías que nunca pasara. ¿Cómo frenar aquel oscuro vacío en el que caes cuando ves él lúgubre féretro?... ¿Cómo calmar al espíritu cuando tras ese frío vidrio ves a la persona que tantas veces viste sonreír?... ¿Cómo borrar las esperanzas de creer que fue una equivocación cuando te ves llorando  sobre ese inerte ataúd?... ¿Cómo no derrumbarse al tener que aceptar lo que tantas veces quisimos esquivar?

No hay palabras ni consuelos que alcancen a darle luz a las oscuridades que te envuelven. ¿Por qué pensar qué todo va a pasar? ¿Qué la política de esta vida es dejar atrás incluso a quienes amamos y nos amaron tanto? Los comentarios de quienes escuchas se vuelven tan superfluos, tan monótonos y faltos de sentido: ¿qué no entienden que el dolor de la muerte de un ser querido no es un hecho fácil de asimilar?
Y llega aquella palabra que quisieras que no existiera:la resignación.

Pero ¿qué es la resignación?... ¿Recordar que hay cosas que no tenemos en nuestras manos y que simplemente debemos vivir?... ¿Acaso la resignación borra la tristeza?... Hay tantos sentimientos encontrados, no nos imaginamos seguir respirando sin la presencia de la otra persona…No sabemos ni cómo volver a empezar un nuevo día, lloramos en silencio porque muchas veces pensamos sólo es un mal sueño del que pronto despertaremos… pero no es así, ya se fue. No se puede negar un hecho como la muerte, duele hasta describir de lo que estamos viviendo, muchas veces preferimos ignorar estas  vivencias porque el corazón se nos arruga de tanto dolor...  Pero, aunque no queramos, debemos empezar a resignarnos y a cargar con las responsabilidades de lo que hicimos o dejamos de hacer.

¿Pero saben una cosa? Hay algo que es verdad entre tantas palabras que escuchas: la persona que murió no quisiera que sufriéramos a causa de su partida. Ése ser nos amaba y el amor no es sufrimiento, ¿acaso existe alguien que quiera ver sufrir a las personas que ama?
Pero somos personas que no pueden evitar ese remolino de tristezas y llanto.

La muerte no es algo que se supere... es algo que se acepta. Quizá no encontremos la salida en mucho tiempo, quizá no superemos las ausencias en muchos meses…o años

Pero hay algo que ni siquiera la muerte rompe: el AMOR, y aunque ya no podamos ver a la otra persona, ni sentir su aroma... ni escuchar su voz... ni mirarle a los ojos... ni abrazarle físicamente,siempre podremos cerrar nuestros ojos para recordarle, para decirle desde nuestro corazón que le echamos de menos... que le amamos... que nos perdone... que nos abrace.

Pasado de un tiempo ese dolor se transforma en rabia, en un ira inexplicable, porque se fue tan pronto, no se tuvo el tiempo para las cosas que quedaron pendientes, tantos besos tantos abrazos que ya nunca más podremos darlos, nunca más, ya no está…

Y desde ahí, es donde nacen los verdaderos consuelos: desde la eternidad de un sentimiento y no desde lo efímero de una vida mortal. Abrazo mi dolor y finalmente te dejo partir...



NOTA: Esto lo escribí hace bastante tiempo ya... los que me conocen saben  por quién es y para quién es. Hoy sentí que debía compartirlo por fin...quizás sea la última deuda pendiente que tenía con mi pasado... una despedida que ya no es amarga ... y así ya libre definitivamente de ataduras...
Me lanzo muy esperanzada a vivir otra historia... que viene postergada en el tiempo por varias razones... pero que al fin será vivida  ( Y esta parte va para tí... que sabes quien eres ^^).
Me he duchado... he acabado mi café con leche y me lanzo a la carretera por mis pedorretas :P



1 comentario:

  1. No he podido evitar derramar unas lagrimas kon esto,como vos decis me han sudado los ojos. La verdad es k nunka pensé k tuvieses los ovarios para plasmarlo.Kon lo kual seré justa y honesta, lamento profundamente las kosas k te dije, inkluidas las de hoy.Al leer he komprendido k si has elegido lo k has elegido ha sido kon el muskulo bobo komo vos lo llamas ( si es k sos mas rara Vikinga) jajajajaja
    Al grano k me lio, k tu historia sea feliz, k te merezkan y siempre estaré ahi pero esta vez para ayudar en lo k necesiten (Supongo k tokara pedir diskulpas tb al otro lado, kon lo k me jode diskulparme)
    OHHHHHH y mierda ve kon kuidado

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