sábado, 4 de agosto de 2012

El alma vacía

La esencia de la vida se evaporó en un instante
que me partió eternamente.
Un segundo acumulado de millones de pasados,
de presentes sin futuros... sin derechos,
exánimes antes de nacer...
Sólo dos palabras bastaron
para que lo incierto se llenara de vacío,
de ilusiones vendidas a mañanas ya inertes.
Para que el alma iniciara una danza grotesca
suicidando sentimientos.


Arrastrando sin titubear todo aquello
que le daba sentido a querer sentir.
Ni siquiera las lágrimas asomaban
por no ofender al dolor...
Un dolor tan denso que se incrustó en las entrañas
y se fundió con el aire respirado por respirar.
Que provocaba llagas en el aliento,
que llenaba de heridas incluso el más nimio atisbo
de una esperanza ya sentenciada... maldita,
penada en la hoguera de lo olvidado...
Tanto tiempo ha pasado o tan poco...
no lo sé...
Los momentos volaron junto a las ilusiones,
dejando sólo minutos que van descontando días...
Mi prisión sigue siendo la vida,
mi condena la espera... mi libertad la muerte...
Sólo dos palabras bastaron por dichas...
por calladas... por no entendidas:
¡Hasta siempre!

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